Liderazgo por y de la comunidad: clave para el cambio
El liderazgo comunitario genera cada vez más interés, porque influye directamente en las intervenciones y soluciones que buscamos como sociedad.
Cuando se habla del liderazgo comunitario es necesario hacer referencia a dos niveles: el liderazgo por la comunidad y el liderazgo de la comunidad.
Ambos tienen una especial importancia en la autonomía comunitaria para la búsqueda de soluciones y para ti como interventor social. Ninguno de los niveles excluye al otro y es sobre ése tema que te hablaré a continuación.
La fuerza del liderazgo por la comunidad
El liderazgo por la comunidad implica el empoderamiento individual y colectivo: cada persona se siente con la capacidad de proponer ideas, motivar a otros y actuar. Cuando este tipo de liderazgo está fortalecido, los y las residentes saben qué está ocurriendo, qué proyectos están activos, en qué etapas se encuentran, qué retos enfrentan y cuáles han sido sus logros y pequeñas victorias. Es un proceso compartido donde se visibilizan tanto las necesidades de la comunidad como sus soluciones.
Este tipo de liderazgo debe inspirar y servir de ejemplo. Por eso, el líder debe tener la habilidad de movilizar personas, gestionar recursos y alcanzar consensos. Es común encontrarse con líderes que son reconocidos solo por su postura política. Y tú, como interventor social, tienes que cuidarte de no caer en ese juego de poder, sino trabajar con ética y coherencia. Me ha pasado, por ejemplo, que llego a una comunidad a ofrecer un taller y entre los asistentes están personas que representan al alcalde o a figuras de poder local. En esos momentos, siempre elijo centrarme en la comunidad: en lo que necesita expresar, en lo que urge que sea escuchado.
No me dejo influenciar por la presencia de autoridades. Mi prioridad es la gente, su voz, sus preocupaciones y su realidad. De hecho, a raíz de esto, las autoridades, de cierta forma, “se ven obligadas” a escuchar a la comunidad y a tomarlas en cuenta en la discusión y en la toma de decisiones.
Cada comunidad es única.
Incluso cuando enfrentan problemáticas similares. No obstante, muchas comparten una experiencia común: la desconfianza hacia figuras de autoridad externas. Por eso, es clave evitar la dependencia “ciega y total” de agentes ajenos que lleguen a "resolver", y en cambio, fortalecer el liderazgo interno, ese que canaliza ideas y soluciones desde la misma comunidad, como veremos en la siguiente sección.
¿Por qué es vital el liderazgo de la comunidad?
El liderazgo de la comunidad se manifiesta cuando sus miembros participan activamente para impulsar cambios. Esto implica fomentar una visión colectiva basada en valores construidos y definidos desde dentro. Cuando este liderazgo está presente, los conflictos se manejan de forma más constructiva y hay una mayor disposición a escuchar, adaptarse y trabajar juntos.
Ahora bien, esto no significa que será un camino fácil. Trabajar en, con, por y desde la comunidad es una capacidad que no todas las personas tienen. Pero, aquí estoy yo para apoyarte en tu jornada con mis experiencias y conocimientos :)
La ausencia de liderazgo comunitario suele reflejarse en baja participación y apatía frente a los proyectos. Uno de los retos más grandes es romper con la cultura del paternalismo, que minimiza las capacidades reales de la comunidad y promueve una actitud pasiva ante los problemas. En contextos donde predomina esta cultura, la desesperanza suele estar muy presente. Las personas pueden llegar a creer que no tienen poder para provocar transformaciones sociales, porque nunca se les ha permitido ejercerlo plenamente.
Por eso el empowerment comunitario es esencial. Una comunidad empoderada crea espacio para nuevas generaciones, construye liderazgos y confía en su propia capacidad para reclamar el poder y hacer que su voz sea escuchada.
¿Cómo puedes potenciar el liderazgo comunitario?
Como interventor o interventora social, tu rol es crear las condiciones necesarias para que el liderazgo comunitario florezca y se fortalezca.
Aquí te dejo algunas claves fundamentales:
Respeta el ritmo de la comunidad. Como bien dice Maritza Montero: la comunidad tiene su propio ritmo. Si comprendes esto, ya tienes medio camino ganado.
Permite que la comunidad sea el centro de poder y de la toma de decisiones. Son ellos quienes deben establecer sus prioridades y cómo abordarlas. Tu papel es el de aliado estratégico, no el de experto que impone.
Identifica a los líderes naturales. Muchas veces la comunidad ya sabe quiénes pueden liderar. Tú puedes apoyar su desarrollo mediante capacitación y acompañamiento.
Integra la cultura local. Si la comunidad aún no está organizada, comienza por identificar personas clave que te ayuden a entender sus valores, costumbres y fortalezas. Muestra un interés genuino: eso genera confianza y hace que te perciban como aliado.
Realiza un estudio de necesidades, pero ve más allá. Este diagnóstico debe guiar las acciones, pero evita enfocarte solo en lo que “falta”. Reconoce y trabaja también con lo que ya existe y funciona. De hecho, hacer la matriz FODA es fundamental.
Una verdad esencial: La comunidad no necesita que la salvemos, tampoco necesita expertos quee le digan lo que tiene que hacer y cómo hacerlo.
La comunidad no necesita salvadores ni expertos que lleguen a dictar qué hacer. No hay nadie más experto que los residentes que son los que conocen de primera mano la problemática y las situaciones que quieren resolver o mejorar. Tu rol es ser facilitador, catalizador y acompañante en la creación de soluciones colectivas.
El liderazgo comunitario es un campo amplio, pero si algo puedo afirmar es que la formación de líderes y el fortalecimiento del poder colectivo son ingredientes imprescindibles para provocar cambios reales y sostenibles.
¿Te gustó este tema? Comenta para conocer tu experiencia y comparte para que otros puedan beneficiarse.
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