Psicología Social Comunitaria: una disciplina que transforma realidades

¿Alguna vez te has preguntado cómo se pueden fortalecer las comunidades para promover el bienestar colectivo?

Una de las cosas en las que se enfoca la Psicología Social Comunitaria es, precisamente, esta: mejorar la calidad de vida de las comunidades. Abordar no solo las preocupaciones individuales, sino también los fenómenos o problemáticas sociales para promover cambios positivos a nivel colectivo. Se trata de comprender las complejidades al interior de las comunidades, identificar fortalezas, desafíos, instancias de colaboración y trabajar de la mano con las poblaciones afectadas para mejorar su calidad de vida y atender las situaciones que provocan carencia y/o  impiden el acceso a recursos, oportunidades y una calidad de vida digna.

De hecho, desde mi perspectiva, considero que todos los temas son inherentemente sociales. La salud mental, por ejemplo, no es simplemente un asunto individual, sino uno que está profundamente atado a lo social. La premisa fundamental es que el acceso a los recursos necesarios para el bienestar integral de todas las poblaciones no debería ser un privilegio reservado para unos pocos, sino un derecho universal garantizado.

Algunos pilares clave de la Psicología Social Comunitaria

Participación Activa: La participación activa de la comunidad es clave. Involucrar a los residentes en la co-creación de proyectos es un primer paso. Hacer que la toma de toma de decisiones recaiga en la comunidad es fundamental. Si la comunidad toma las decisiones va a querer tomar acción sobre aquellas situaciones que afectan directamente su entorno. De esta forma se va fortaleciendo la cohesión, la conexión social, el sentido de pertenencia y se alienta a las personas a ser agentes de cambio.

Colaboración multisectorial: La colaboración con diferentes sectores sociales debe ser una tarea obligada. Por ejemplo, trabajar con entidades privadas, gubernamentales y organizaciones no gubernamentales o sin fines de lucro puede potenciar la implementación de programas y proyectos comunitarios. Este enfoque considera identificar y atajar desafíos y unir voluntades para lograr resultados a largo plazo.

Empowerment: Este concepto va más allá de la autonomía individual que es como típicamente se "comercializa". En términos generales, se trata de que las comunidades se movilicen, reclamen, exijan y mejoren colectivamente su calidad de vida.

Conciencia colectiva: Va de la mano con el empowerment. Se trata de elevar la conciencia de las personas sobre su capacidad para influir y cambiar positivamente su entorno. Esto no solo implica capacitar en habilidades y destrezas, sino también cultivar (y hasta "despertar") una conciencia que integre la capacidad de reflexionar y actuar colectivamente. Algo que no es muy común puesto que la individualidad es la orden del día.

Redes de apoyo: al igual que la colaboración multisectorial, las redes de apoyo se convierten en un elemento esencial para fortalecer la resiliencia y la capacidad de acción de la comunidad.

Es una disciplina sin fronteras: La Psicología Social Comunitaria no tiene límites geográficos. Compartir experiencias y mejores prácticas a nivel nacional e internacional permite que estrategias y técnicas efectivas puedan adaptarse a diversos contextos considerando siempre la competencia cultural.

En resumen,

La Psicología Social Comunitaria no solo es un profesión. Desde mi perspectiva, hay que "enrollarse las mangas" y "meter mano" desde el corazón. Esta disciplina no se limita a un conjunto de prácticas; es una invitación a construir un futuro donde el bienestar colectivo sea la meta.

Como Psicóloga Social Comunitaria, mi enfoque se centra en proyectos que abordan desafíos sociales y en colaborar con comunidades, entidades privadas, gubernamentales y organizaciones sin fines de lucro/ONG para promover el bienestar colectivo. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de actuar desde cada uno de estos espacios.

Mi objetivo primordial es aplicar mis conocimientos y experiencias para fortalecer vínculos, fomentar la participación comunitaria y generar un impacto positivo en Puerto Rico y a nivel internacional.